No puedo creer que estemos aquí. Todos nuestros esfuerzos han sido en vano. Hemos sido capturados y encerrados en una hedionda celda.
Los grilletes me muerden las muñecas y las rodillas me arden al contacto con el suelo roto.
Consigo abrir los ojos y lo veo, enfrente de mí, encadenado y en las mismas condiciones que yo.
Levanta la cabeza con esfuerzo: se ha dado cuenta de que lo estoy mirando. Siempre lo hace.
Esbozamos una sonrisa al mismo tiempo, y por un momento olvido donde nos encontramos y lo que eso implica.
¿Nos interrogarán? ¿sufriremos alguna horrible tortura? ¿o nos matarán sin pensarlo?
-No seas pesimista.- me reprocha, sereno.
-¿Cómo sabes…?
-Lo veo en tus ojos.- me interrumpe.
No puedo evitarlo: sonrío. Me conoce demasiado bien, como yo a él.
Su voz me da un poco de calor, y dejo de tiritar. Hace demasiado frío en esta horrible cueva… no puedo aguantar más.
-Jack… ¿Qué va a pasarnos ahora?
No le permiten responder. Unos pasos se acercan por el oscuro pasillo empedrado, rápidos, hacia nuestra celda.
Entran dos de esos horribles hombres vestidos de rojo y sueltan las cadenas de Jack, agarrándolo con fuerza por sus fuertes brazos.
Jack se revuelve, furioso, y escupe a uno de los hombres, acertándole en el ojo.
-Sucio traidor… Ahora tendrás tu merecido.- ruge éste.
No, no pueden hacerle daño. Intento levantarme pero las sucias cadenas me lo impiden, clavándose más y más en mi carne. Grito, pataleo, lloriqueo como una niña pero no puedo evitar que se lleven a Jack, que grita y no deja de intentar escaparse excepto un instante, en el que me mira y se despide en silencio de mí.
Sus gritos de impotencia y rabia aún reverberan en el pasillo de piedra.
No, no le harán daño. No lo permitiré.
Los grilletes me muerden las muñecas y las rodillas me arden al contacto con el suelo roto.
Consigo abrir los ojos y lo veo, enfrente de mí, encadenado y en las mismas condiciones que yo.
Levanta la cabeza con esfuerzo: se ha dado cuenta de que lo estoy mirando. Siempre lo hace.
Esbozamos una sonrisa al mismo tiempo, y por un momento olvido donde nos encontramos y lo que eso implica.
¿Nos interrogarán? ¿sufriremos alguna horrible tortura? ¿o nos matarán sin pensarlo?
-No seas pesimista.- me reprocha, sereno.
-¿Cómo sabes…?
-Lo veo en tus ojos.- me interrumpe.
No puedo evitarlo: sonrío. Me conoce demasiado bien, como yo a él.
Su voz me da un poco de calor, y dejo de tiritar. Hace demasiado frío en esta horrible cueva… no puedo aguantar más.
-Jack… ¿Qué va a pasarnos ahora?
No le permiten responder. Unos pasos se acercan por el oscuro pasillo empedrado, rápidos, hacia nuestra celda.
Entran dos de esos horribles hombres vestidos de rojo y sueltan las cadenas de Jack, agarrándolo con fuerza por sus fuertes brazos.
Jack se revuelve, furioso, y escupe a uno de los hombres, acertándole en el ojo.
-Sucio traidor… Ahora tendrás tu merecido.- ruge éste.
No, no pueden hacerle daño. Intento levantarme pero las sucias cadenas me lo impiden, clavándose más y más en mi carne. Grito, pataleo, lloriqueo como una niña pero no puedo evitar que se lleven a Jack, que grita y no deja de intentar escaparse excepto un instante, en el que me mira y se despide en silencio de mí.
Sus gritos de impotencia y rabia aún reverberan en el pasillo de piedra.
No, no le harán daño. No lo permitiré.
Espero que Jack consiga escapar...
ResponderEliminar¿La vas a continuar? Me gustaría que fuera así :)
Besos
Creo que sí :) No te preocupes, no perimitiré que le pase nada a Jack
ResponderEliminarun beso!
Wooooow está genial!
ResponderEliminarYo tambien espero que la continues, quiero saber que le sucede a Jack!!
besoos
Tienes que leertelo hasta el final esta muy intrigante,espero que todo salga bien y se libren de esa pesadilla!
ResponderEliminarun beso y me gusta mucho esta entrada ^^
Me ha encantado encontrarte y disfrutar de esta historia, espero que continúe.
ResponderEliminarBesos y susurros