"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

martes, 13 de julio de 2010

Slow dancing in a burning room


Se miraron un instante, y ella volvió a desviar la mirada, mordiéndose el pequeño labio inferior.
Se había imaginado aquel momento mil y una vez, había planeado cada detalle, cada movimiento. Ella lo sorprendería, con el alma al descubierto, por primera vez limpia de miedos y dudas. Quizá al principio él no comprendería la razón de aquel brillo especial en sus ojos oscuros, ni el calor de la llamada de su boca, pero ella haría el resto. No, mejor, él guiaría todos sus pasos, dejándole a ella la tentadora opción de, simplemente, dejarse llevar.
Había pensado la música adecuada, el lugar, la indumentaria, incluso la estación del año. Aquel encuentro debía ser inolvidable. Sí, así sería. Él aceptó todas las condiciones, solo para hacerla feliz.
Mientras pensaba todo esto, él la guiaba por la pista de mármol, lenta, muy lentamente, con pasos seguros y firmes… sin dejar de mirar su cuello. Giraban una y otra vez, abrazados, por fin juntos.
Esa pequeña parte de su ser, aquella que se ocultaba tras su sonrisa socarrona, bostezó en silencio y abrió los ojos. Se despertó.
Fue entonces cuando ella comprendió. Se dio cuenta de todo a la vez: no importaba la música, la ropa, el día ni el lugar. No importaba quién diera el primer paso… ni el último. Nada de eso importaba. Apreció su mirada azul y su pelo rebelde, y no necesitó nada más. Bajó la vista y admiró sus manos, que la hacían volar en aquel viejo salón.
Reposó su cabeza, peinada con cuidado y coronada con un tocado de plata, en el hombro que tantas veces había besado. Después bajó un poco, y dejó de mover los pies: escuchó.
El corazón de él, sorprendido por el baile interrumpido, latía con fuerza, queriendo salir de su pecho, atravesando la camisa blanca, hasta llegar al vestido violeta de ella.
Lentamente, muy lentamente, al compás de la canción, se soltó el pelo y desabrochó el incómodo corsé. Aflojó el cuello de la camisa de él y besó su barbilla.
Ésa era ella, sin miedos, sin dudas. Olvidó sus preocupaciones, olvidó el qué dirán, y bailó de nuevo. Él se fijaba en su enorme sonrisa y en aquel mechón que dividía su cara, de forma similar a la que dividía su alma. Por fin ella había elegido la correcta.
La habitación se encendió de repente, y ella se refugió en los ojos de su acompañante, dos lunas grises con reflejos amarillos, que le daban un aire salvaje. Ardían, todo estaba ardiendo.
Las enormes cortinas rojas se desplomaron sobre el mármol, y la temperatura aumentó. El chico de los ojos de luna tomó su mano, pero ella la soltó. Se abrazó a su cuello y siguió meciéndose, a un lado y a otro, mientras la música dejaba de sonar.
Él la escuchó reírse, feliz, demente, eufórica; mientras, la habitación se iba consumiendo, y el color de las llamas se apoderaba de todo. Era el momento.
La música no se había apagado, sino que el retumbar de sus latidos la ocultaba, la hacía retroceder a un segundo plano.
Ya no había lugar para los errores, ni para cualquier clase de miedo. Sólo estaban ellos dos, girando lentamente, abrazados por las llamas, abrazándose el uno al otro.
Es el momento” pensó ella, y vio en sus ojos grises azulados que él pensaba lo mismo.
No pensó, no analizó la situación, ni siquiera tomó aire antes de besarlo. Lo besó con urgencia, bebiendo de él, de las lágrimas derramadas. Lo besó una y otra vez, haciéndole perder la cabeza.
Él la apretó contra sí, ella lo miró a los ojos, y se le escapó una de esas sonrisas que hacía que las lunas se estremecieran.
-El último.- mintió ella, pues a ese beso le siguieron muchos otros.
No podía dejar de besar sus labios carnosos… al fin y al cabo, sus besos eran los únicos que avivaban las llamas de su locura.



16 comentarios:

  1. Solo una vez he sentido una sensacion asi de fuerte a como lo explicaste, sniff, que bonitos recuerdos y que genial entrada...
    Un beso.

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  2. Hay momentos como ese...
    Donde las sensaciones quedan grabadas para siempre en lo más profundo de nuestro ser...

    Besos!

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  3. que momento tan bello, creo que solo una vez en mi vida lo sentí, pero haciendo memoria, creo que nunca lo he sentido.

    Muy bello euforia:)

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  4. me quedo la duda, sobre por que piensas que lo que escribo es real D: me gustaria mucho saber la respuesta.
    me gusto lo que escribiste & las imagenes sobre todo saludos n.n

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  5. El mejor relato que he leído en mucho tiempo me ha encantado Euforia, eres muy, pero que muy buena escritora. Me encanta!
    Yo siento lo mismo que has escrito tú con una persona muy especial que hay en mi vida... y la quiero muchísimo.
    Muchos besos mucho más dulce que mi pena!

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  6. Uno de los mejores textos que habia leido... es increible como pudiste describir cada una de las sensaciones... yo me senti muy dentro de la situacion...
    Te felicito!!!!

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  7. Me gustaría sentir algo así alguna vez.
    Me encanta como lo has expresado, es precioso.
    Un muá(h)

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  8. Aunque la mayoría de veces pretendes que los grandes momentos de tu vida se vistan de gala, es decir, que la perfección lo invada todo, hasta el más mínimo detalle para hacer de ello algo inolvidable, siempre terminas dándote cuenta que no es la ocasión del encuentro lo que recordarás siempre, no; todo cambia cuando aparece esa única persona capaz de inundar tu única alma, entonces todo sobra, todo es artificio, solo existe esa persona y tú.

    Un saludo!!

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  9. Muy muy bonito, me ha recordado un poquitín a cierta charla que tuve con una amiga el otro día, coincidencias de la vida ;)
    Besos, princesa^^

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  10. Una sensación inolvidable y ardiente...

    DISFRUTA!!
    AMOR!! Y FELICIDAD!!

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  11. Recuerdos que quedan como las cicatrices del fuego.
    Me encanto,como siempre
    Un beso
    Suerte :)

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  12. Sí, mi temor a la soledad se está volviendo una realidad y un punto debil.. No puedo evitarla... no puedo hecharla atrás.. Siempre necesito un empujón para salir adelante.. Eso es lo más importante...
    Sigo tu consejo euforia, muchisimas gracias por todo ...

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  13. Que perfecto, ¡ Podría sentir esas llamas!

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  14. El ruído de un beso no es tan retumbante como el ruído de un cañón, pero su eco dura mucho más :)

    ¿Sabes? El más bello instante del amor, el único que verdaderamente me embriaga es justamente el que tu has descrito tan magistralmente...

    .. el preludio..

    de un BESO .)


    Mar

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  15. Qué genial *-* Creo que es de los textos más bonitos que he leído en ese blog. Me encanta.

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  16. y son los momentos como esos los que nos hacen estar vivos.. al fin y al cabo eso somos.. momentos.. momentos infinitos en el tiempo.
    es pe ct ac ul ar ! me encanto amiga como escribes!!

    un saludo desde la lejania.

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Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)