"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

sábado, 17 de julio de 2010

Deva


Deva corría entre las sombras de la ciudad, deteniéndose a tomar aliento en cada callejón sin salida, todos vertientes de la gran calle principal. Cuando los pasos en su cabeza retumbaban demasiado fuertes, exhalaba un suspiro y corría de nuevo.
¿Quién la perseguía? No se atrevía a mirar atrás, y esconderse no parecía una opción segura. Lo único que sabía era que debía correr, huir, escapar como fuera de aquella amenaza que se arrastraba tras ella.
Cuando empezó a sentir que las piernas le fallaban, que se acabarían separando de su cuerpo, llegó a un oscuro callejón, más estrecho que el resto, e iluminado por las llamas de una pequeña hoguera.
Por el momento todo a su alrededor era silencio, excepto la suave melodía del fuego. Deva se sentó y dejó caer la cabeza sobre sus rodillas, añorando la tranquilidad de la noche anterior.
Sus padres y ella habían ido a cenar cerca del Parque de Berlín, en una terraza al aire libre. Aquella noche un malabarista había protagonizado un pequeño espectáculo en el parque, y desde entonces todo se había vuelto demasiado surrealista.
El joven malabarista iba vestido de negro, con unos pantalones anchos y un pañuelo en la cabeza, dejando el torso al descubierto. Iba descalzo. Aunque era demasiado delgado, sus brazos eran fuertes, y las facciones de su cara no dejaban de ser exóticas.
Prendió ambos extremos de una barra de madera, y bailó con el fuego durante unos minutos. Las llamas lo envolvían, lamían su cuerpo, absorbían su gran sonrisa… La soltura de sus ropas no supuso un problema, pues las llamas las respetaron, y el malabarista terminó el espectáculo sin una sola quemadura.
Deva había quedado impresionada. Una extraña magia abrazaba al extraño, que jugaba con el fuego sin quemarse. El joven pasó entre las mesas con un sombrero de arlequín para recoger algunas monedas, y cuando Deva dejó caer su dinero en el interior del sombrero, el malabarista le sonrió y pronunció en su oído unas extrañas palabras que la niña no entendió, pero que le hicieron ruborizarse.
Deva suspiró al recordar la sonrisa del malabarista. Hubiera deseado no estar en aquel callejón sola, de noche y huyendo de una sombra invisible.
Sólo dejó de sentirse observada al acercarse un poco más a la hoguera, en cuyo centro brillaba lo que parecía una esfera de cristal. Imaginó al joven malabarista otra vez… Seguro que él podría atravesar el fuego con la mano y entregarle aquella esfera.
Casi sin pensarlo, pronunció en voz alta las palabras que él había susurrado en su oído, y el fuego se apagó súbitamente.
La preciosa bola quedó sobre el suelo, desprotegida y fría como si el fuego nunca hubiera existido.

-Monique.
Una chica rubia acudió a la llamada.
-Sí, señora.
La mujer que la había llamado estaba recostada en un diván morado, y observaba con creciente interés una pequeña bola. Soltó una carcajada y miró a la chica directamente a sus ojos verdes.
-Monique, ya sabes lo que tienes que hacer.
Monique inclinó la cabeza y salió de la gran habitación.
La mujer siguió observando la bola, y en sus ojos grises se reflejaba una chica acurrucada en un callejón oscuro, mirando fijamente un punto titilante en el asfalto. La imagen de la bola se amplió y apreció una niña de grandes ojos oscuros.
-Eres bonita, sí. No tengo ninguna duda de que serías una buena aprendiz… Lástima que tenga que matarte.

Deva observó con cuidado el interior de la esfera, que le desvelaba un palacio de columnas blancas, con las paredes y el techo hechos de cristal, rodeado de árboles.
Se acercó poco a poco, hasta que su pequeña nariz tocó la superficie de la esfera, y sintió como algo tiraba de ella. Desapareció justo en el momento en el que Monique se adentró en el callejón.

15 comentarios:

  1. A veces las bolas de crital no son tan interesantes y bellas como parecen.
    Muy bueno,como siempre
    Un beso
    Suerte::)

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  2. Me parecio algo escalofriante y a la vez como si dibujaras una pequeña incognita en la historia. Buenisimo.
    Un beso.

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  3. Me has dejado atrapado en la intriga. Excelente relato

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  4. Interesante...

    Me gusta!
    Siempre he querido una bola de cristal, pero cuando encontraba la que me gustaba, como por arte de magia, cerraba los ojos y al abrirlos otra vez, desaparecía.

    DISFRUTA!!

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  5. Increíble tu texto Euforia. Es impresionante , la verdad, es la historia de una película muy bien redactada! jajaja.
    Un saludo niña, espero leer otra historia de estas.

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  6. Wuoh! Que surrealista, me gusta, y mucho, espero que esto no termine aquí.
    Un beso dulce, tanto como mi pena

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  7. Podria ser la base de un excelente libro... pensalo! :)

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  8. Esto se resume en una palabra: intriga y misterio.

    ME ENCANTA

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  9. Qué será de Deva? Y de Monique? Y de la mujer del diván? Y del malabarista? :S Nos dejas con la intrigaa! Está perfecto, lo vas a continuar?
    Besos

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  10. Realmente si se lo podría definir en una sola palabra: intrigante :) ^^
    Me gustó mucho, muy diferente a la línea de textos que logras :)

    Un beso grande euforia:)

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  11. Sin duda eres genial querida Euforia, tus palabras siempre tienen esa virtud de depertar una sensación en mi..

    Excelente escrito..

    Besitos preciosa

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  12. Woooowww!!! esa imagen y la historia me envolvieron de un modo, que no puedo describirlo..

    Coincido con Mina eres genial para relatar historias.

    Un gran abrazo
    Marlene

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  13. Hola, un rato sin pasar por tu blog, pero regreso y me encuentro nuevo look, no es asi?

    Me gusto mucho tu entrada!

    Te mando un beso!

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  14. mas? jajaja me quede con muchas dudas, deberias de hacerlo mas largo o no se en etregas(?) porque es genial, de verdad.
    Beso(:

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Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)