"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

lunes, 4 de octubre de 2010

"¿Por qué?"


Nina, a sus siete años de edad, no era una chica corriente. Vivía con sus padres en una casa estrecha y alta, con grandes ventanales que carecían de persianas y cortinas. Le gustaba salir a la acera que separaba su casa de la calzada, donde había un banco de madera, para pensar en el origen de las cosas. Veía pasar a la gente en bicicleta, y observaba los barcos que navegaban por el canal… pero lo que más le gustaba era ver a otros niños como ella. Entonces caminaba junto a ellos y buscaba esa chispa en sus ojos, ese indicio de que no estaba sola. Pero pronto se cansaba y daba media vuelta: no encontraba en ellos lo que buscaba.
A menudo se hacía preguntas, preguntas difíciles que no tenían respuesta y que la hacían llorar. ¿Por qué existía? ¿Por qué el mundo le había dado la oportunidad de vivir, y, sin preguntárselo siquiera, la había enviado al mundo? Solía preguntar todas sus dudas a su padre, pues él lo sabía todo. Pero cuando Nina le preguntaba el por qué de su existencia, él no sabía responder.

-Papá, ¿por qué vivimos?

-Porque también morimos.

-Pero… ¿y por qué morimos?

-Porque vivimos.

-Ya, pero… ¿para qué sirve vivir y morir?

-Una cosa va de la mano de la otra, Nina; no se puede vivir sin morir, ni tampoco morir sin vivir.

-¿Por qué?

-Porque es así.

Nina no entendía nada. Se sentía pequeña, diminuta, una hoja marrón de las tantas que cubrían el canal en otoño. Años más tarde descubriría que a eso que ella sentía se le daba el nombre de angustia existencial.
Y tan pronto como se sentía pequeñita, se sentía enorme, única. Era Nina Cohen y no había nadie más como ella. Y, sin embargo, ¿por qué no podía dejar de pensar en la razón de su ser? Simplemente quería entenderlo todo, o, al menos, algo tan importante como la razón que le permitía respirar. A la niña se le ocurrió una idea: escribió en una hoja de papel cada pregunta que se le ocurría, e iba pegando las hojas sobre la pared de su habitación. Una noche su madre, al darle el beso acostumbrado y desearle dulces sueños, le preguntó a Nina si había ido al centro de la ciudad últimamente.
Sí, era lo que la niña sospechaba: su madre creía que su pequeña había inhalado un poco de aquel humo que hacía a la gente alucinar. Pues no. Ella no necesitaba ningún tipo de sustancia para flotar, para imaginar… para llorar.

¿Acaso era tan poco corriente? ¿Nadie más se hacía aquellas preguntas? Alguien sabría por qué existían, ¿no? Nina no podía creer que de los miles de millones de personas que había sobre el planeta, ninguna supiera qué hacía allí.
Poco a poco la pared violeta tomó el color blanco del papel y gris oscuro del lápiz con el que escribía Nina.
Eran más y más las preguntas que se colaban por las grandes ventanas de su habitación.
Tras mucho reflexionar, decidió arriesgarse, y volvió a preguntar a su padre:

-Papá, ¿nadie sabe por qué existimos?

-¿Crees en Dios?

-No lo sé.

-Quizá él lo sepa.

-Eso es injusto. ¿Nadie más que yo se hace estas preguntas?

-Te puedo asegurar que ninguna niña de siete años pierde el tiempo con eso.

-Yo soy mucho más que una niña de siete años.

Su padre asintió con la cabeza y respondió sin levantar la vista del periódico.

-Cierto. Eres Nina Cohen.

-¿Y quién es Nina Cohen?

Otra pregunta sin respuesta. ¿Qué o quién era ella? Nina corrió hasta el espejo del pasillo y observó su reflejo con detenimiento. Medía aproximadamente un metro de alto y no estaba ni muy gordita ni muy delgada. “Perfecta”, solía decir su madre. Era rubia y tenía unos bonitos ojos castaños. Al menos a ella le gustaban, le parecían expresivos, y, como los ojos son el espejo del alma, creía que su alma tampoco tendría miedo a expresarse.
Ella era Nina Cohen, y por muchas otras niñas que se llamaran igual que ella, ella era única. Otro humano más, un diminuto grano de arena rubio. Pero incluso un grano de arena podía cambiar el mundo.

¿Por qué no podía dejarse de preguntarse cosas? Pensándolo bien, ¿para qué servía reflexionar hasta tener dolor de cabeza? Por más que meditara, el mundo seguiría caminando a pasos lentos de gigante.
Nina no sabía por qué existía, ni por qué el sol salía por el este cada mañana, aunque lloviera mucho o la niebla lo cubriera todo. No alcanzaba a entender cómo podían moverse sus manos y cómo su boca sonreía de esa manera especial, pero tenía clara una cosa: ella no seguiría al pastor como el resto del rebaño. Seguiría preguntándose “¿Por qué?” y algún día reuniría todas las respuestas a las preguntas que decoraban su habitación.
Y si no había nadie más como ella, sería única. ¿Por qué? Porque ella no quería hacer todo lo que los demás hiciesen. Quizá no tenía que dejarse llevar por la corriente como las casas-barco del canal. Quizá su destino fuera otro.

9 comentarios:

  1. Yo creo que hay personas que tienen la misma forma de pensar, de cuestinonarse, pero no se sulen encontrar las unas a las otras, y bueno puede que piensen un poquito, pero no coinciden en todo. Y bueno tambien cada persona es muy distinta, coincidimos en ocaciones, pero creo que el tipo de personas como Nina es muy dificil de encontrar ya que es de la especie mas dificil de distinguir en medio de toda la muchedumbre de la poblacion humana. Con muchas interrogantes y pocas respuestas.
    Hermoso. :D
    Besos.

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  2. Ir contra corriente y preguntarce cosas es mucho mejor que la vida rutinaria por que sé
    Un beso
    Suerte ♥

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  3. En realidad hay tantas preGuntas y tan pocas respuestas, tenemos sólo teorìas del porqué estamos aqui.. somos muchos creo, los que salirmos a la acera, a la calzada, o nos sentamos en bancos de madera o en un parque para pensar en el origen de las cosas...

    Pero este bello fragmento, a mi juicio resume todo:

    ".... y por muchas otras niñas que se llamaran igual que ella, ella era única. Otro humano más, un diminuto grano de arena rubio. Pero incluso un grano de arena podía cambiar el mundo"

    Yo dejé de cuestionarme hace tiempo, mejor disfruto de la vida... como venga
    :)
    Hermoso T.O.D.O. lo que escribes
    UN BESO

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  4. Esa niña será muy inteligente,se plantea preguntas que muy pocos a su edad lo hacen ! realmente bonito.

    me encantaría vivir en una casa como la de Nina :)

    besitos azules ^^

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  5. Me encanta que la gente cuestione lo que hay a su alrededor así supongo se empieza resolviendo algunos misterios.
    Alguien empezó preguntando...
    Ojalá nos sigamos ♥ Beso!

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  6. Nunca me había sentido tan identificada con un texto :) Puedes decirle a Nina de mi parte que yo también me siento así? :)
    Besos.

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  7. Muchas de esas preguntas no tienen solución pero cada cual puede intentar darle una respuesta lógico, o no tan lógico a esas preguntas.
    Una entrada realemnte espectacular! :)
    Muchísimo besos

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  8. Le diste en el palo(como siempre u.u ) es el clasico muchachito (?/galan rubio que es mas que eso al fanal de todo
    Un beso
    Suerte♥

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  9. Sin duda esta entrada me ha encantado :)
    En algunos momentos surgen preguntas sobre nuestra existencia. Preguntas que nadie sabe responder. Pero nunca será imposible, con ilusión y ganas de saber algunas respuestas nos llegarán profundamente :)
    Chispas de Felicidad!

    D!SFRUTA!!

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Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)