"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

domingo, 26 de agosto de 2012

Dangerous animals

Llena de rabia, gritó y tiró de un manotazo todos los papeles al suelo, haciéndose daño al golpear la mesa de madera. Las palabras se desordenaban en sus dedos y se escurrían entre las vetas del tablero, negándose a obedecer.

"Allí, en la playa de piedrecitas del décimo piso, ambos se miraban a los ojos con cierto desafío. Ella apenas podía sostener su iris azul; la vergüenza se lo impedía. 
Uno a uno, el viento nocturno le susurraba al oído todos los errores que había cometido. Una y otra vez. 
De pie, frente a frente, parecían dos luchadores que se toman unos segundos para recuperar el aliento antes del siguiente asalto. Eran dos fieras heridas. Cariño y decepción. Pasión y rechazo. 
Los pequeños arañazos eran ya cicatrices casi invisibles, pero las peores heridas no podían apreciarse desde fuera. Ella conocía los mordiscos del corazón de él porque aún quedaba algo de sangre en sus labios. 
Era imposible fingir que esos golpes no existían, inútil pensar que iban a curar de la noche a la mañana. 
Todo había cambiado, empezando por ellos. Ya no eran los mismos."

Ellen lloró de impotencia sobre sus manos manchadas de tinta. Quería escribir todo aquello que sentía, pero no podía.
Todos se habían equivocado, sobre todo ella, que no tenía más remedio que secarse aquellas lágrimas inútiles y asumir las consecuencias.
Pronto dejaría de ser una niña, pronto se marcharía de casa y tendría que aprender a valerse por sí misma, a no depender de nadie.
Sólo el tiempo diría si los errores cometidos habían servido para algo y si por fin había aprendido la lección.
Estaba decidida a empezar de cero.

2 comentarios:

  1. Qué bonito, hacía teimpo que ya no te leía , Euforia.

    Me ha encantado esta entrada eres genial. besos.

    ResponderEliminar

Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)