"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

jueves, 4 de marzo de 2010

Fuego y sombra. Hierro y cristal. Piedra y sangre

Los gritos de Jack aún sonaban en mi cabeza. La sacudí, intentando expulsar aquellos pensamientos. No podía dejar que lo llevaran hasta Él. Si pudiera salir de allí...
Intenté recordar las palabras que me enseñó mi padre cuando era niña, las palabras para referirme al hierro que me aprisionaba, las palabras que podrían sacarme de allí. Mi padre me lo explicó todo. Pero de eso hacía ya tanto tiempo...
Cerré los ojos con fuerza y pronuncié el arcano en un susurro. Cuando abrí los ojos, las cadenas estaban rotas.


Irrumpí en la gran sala negra, espada en mano. Sentando en un trono, situado en el centro de la sala y elevado sobre un pedestal de piedra, estaba Él. El traidor de toda una raza, el horrible hombre que se había hecho con el poder y que gobernaba en casi todo el continente.
A sus pies estaba Jack, inconsciente, y cada lado había un guardia, vestido del color de la sangre. Una gran lámpara de cristal vigilaba la escena desde el alto techo.

-Ahriel... -El Señor de las Sombras me sonrió y me dirigió una mirada lasciva.- Creo que te habíamos subestimado.

-Suéltalo.- Notaba como mi furia se agolpaba en mi interior, haciéndome daño.
Me dijo que no, que aquello era imposible. Me dijo que no me conformara con Jack, que fuera su Señora. Yo apenas lo escuchaba y apretaba mi espada con rabia, tan fuerte que me dolía.
-Vamos, Ahriel. Pertenezco al linaje plateado.- Su sonrisa era aún más falsa que su mirada.
-¡Tú no perteneces a tal linaje! La plata, cuando se corrompe, toma el color negro, y tus colores no son negros, sino cobrizos. No eres más que un farsante.-Le escupí.
Una máscara de odio rodeó su cara, y no pude esperar más: entré en acción.
Pillé a uno de los guardias por sorpresa, fue pan comido. No sólo me defendía con mi espada sino que mis piernas los golpeaban por un lado y otro, por sorpresa.
Con el segundo fue más difícil. Giré rápidamente la cadera y lancé una patada alta contra mi adversario. Si Bran hubiera estado allí, habría estado orgulloso.
Me acerqué con cuidado a Jack, ignorando al tenebroso ser del trono. Fue un grave error. De repente, la gran lámpara de cristal, que contenía mil lágrimas, se soltó, y se precipitó sobre nosotros, acompañada de las palabras del Señor de Las Sombras.
Abracé a Jack y lo protegí con mi propio cuerpo. Lo último que vi antes de sumergirme en la inconsciencia fue un gran resplandor que lo envolvía todo, y una gran llamarada.

7 comentarios:

  1. Siempre hay que sortear algunas cosas que no son de nuestro agrado, para llegar a la recompensa, para llegar a lo que nosotros queremos aunque el final no sea el esperado o lo que nos habría gustado. =)

    Eso es lo que yo saco de este texto, el cual es precioso, que esperar de ti, escribes muy bien =D

    Un Abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Llegar a la cumbre a veces cuesta, pero cuando se llega se olvidan todo lo duro del camino que hemos recorrido.
    Un besazo muy dulce y un susurro cálido

    ResponderEliminar
  3. un texto muy lindo, como siempre, no importa que al fin haya ocurrido un desastre, todo se puede superar o vencer con buena compañia!
    bss!

    ResponderEliminar
  4. Tienes una capacidad impresionante de atrapar mi mirada y llevarme a ese múndo mágico que regalas a mis sentidos... me encanta..

    Besos

    ResponderEliminar
  5. MARAVILLOSA HISTORIA EUFORIA!!!
    PERO QUE TALENTO LLEVAS COMO PARA ESCRIBIR ESTO!
    Eres increible, me encantó esta historia de la epoca antigua!
    Muy buena escena para una pelicula..
    Un abrazo enorme!

    ResponderEliminar
  6. Mucho arte se refleja en ese escrito . hay muy grandes escritos aqui en google blog

    Saludos

    ResponderEliminar

Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)