"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Me levanté con cuidado de la cama y entré en la cocina: necesitaba una cerveza. Salí al balcón, como cada noche, y acerqué la superficie lisa y fría de mi guitarra nueva a mi cuerpo desnudo. No era difícil componer después de una noche como aquella. Me costaría acostumbrarme a aquellas cuerdas, pero sólo era cuestión de tiempo, y el tiempo estaba a mis pies. Si miraba de reojo hacia mi cama deshecha veía las largas piernas y el pelo revuelto de mis fans dormidas.
Di otro trago a la cerveza y me concentré en la luna. “Podría seducirte a ti también, y te aseguro que serías mía” pensé. Unos golpecitos en la puerta me hicieron entrar de nuevo, y descubrí un pequeño sobre rosa sobre el parquet.
Sonreí al identificarlo como un detalle más de mi admiradora secreta. Cada noche me llamaba por teléfono, y por más que yo hablara, ella no decía nada. Pero sabía que era ella… lo adivinaba en la respiración entrecortada al otro lado de la línea. A veces me dejaba fotos mías y recortes de periódico sobre el felpudo, pero nunca me había escrito una carta…
Una de las chicas me llamaba, así que tiré el pequeño sobre a la basura y volví a mi cuarto.

Me desperté con los pies sobre la almohada, completamente solo. Mi cama no olía a adolescente desenfrenada, y mis labios no conservaban el sabor de la bebida. Abrí el cubo de la basura: el sobre rosa no estaba. Miré a mi alrededor y el suelo desapareció bajo mis pies…
Lo recordé todo, ordenado cronológicamente como en una autobiografía: mi Gibson negra y yo sobre el escenario por primera vez, las dudas, el miedo, los focos de colores, el descontrol, el éxito, el alcohol, las noches demasiado cortas, las mañanas en las que me levantaba con cinco chicas a mi alrededor, adorándome… Los acordes mi guitarra cada vez más cerca del cielo, las llamadas a medianoche de aquella chica, sus silencios, los conciertos, los aplausos, la soberbia, muslos suaves, caricias salvajes, la luna llena… y luego, el fin de mi vida en el reino de los cielos.
Aún me dolían los golpes de mi mejor amigo, así como las palabras del productor. No tenían nada que hacer… Entonces yo era el rey, podía tenerlo todo con sólo una mirada… “No sabéis nada”.




Mi pobre Gibson sufrió mi estupidez, cuando aquella noche la rompí contra el suelo, borracho y envuelto en el frenesí hipócrita de aquella fiesta. “¿Qué más da? Puedo tener todas las guitarras que quiera” grité. Pero ninguna sonaba como mi vieja amiga.
Puede parecer egoísta, y así fue, pues lo que más añoré de mi gloria hecha añicos era aquella fan que hacía sonar mi teléfono cada noche. No me interesaba, era cierto. ¿Cómo podía interesarme una chica que ni siquiera aparecía? Y más cuando tenía docenas de mujeres saltando a mi alrededor al ritmo de mis canciones.
Dejó de llamar la noche de mi último concierto. Según supe a través de sus notas, no se perdía ninguna de mis actuaciones, y sin duda estuvo presente en aquélla.
Sólo recuerdo el principio, algo tibio debido a las drogas, y el final… una habitación cutre y blanca, con jeringuillas y enfermeras estrechas.





¿Qué hice para perderlo todo? Mi mejor amigo: uno de los mejores bajistas que había en el mundo; mi guitarra, mi dinero, mi fan secreta… mi euforia.
Los últimos meses se habían sucedido demasiado deprisa, como se escabulle el tiempo cuando quieres aferrarlo con tus manos y detenerlo.
De un día a otro pasé a ser un principiante novato a ser una estrella. Mi pelo rizado y mi sonrisa ladeada formaban parte de un sex-appeal que vino de repente y se fue de igual manera. Mentira, todos aquellos meses habían sido una mentira.
Y lo peor de todo era que no podía volver a la normalidad. La gente me miraba de reojo y se apartaba de mí… todo el mundo me conocía.




Yo buscaba en cada chica joven una señal que me indicara que era ella. Incluso ella me abandonó, tras haber asegurado que daría su vida por mí, por tocar los dedos que componían la melodía de su ferviente locura. Sigo despertándome cada noche a las doce, esperando oír el teléfono, que perdió la voz para siempre. Incluso ella me abandonó. Y eso es algo que la luna se encarga de recordarme noche tras noche, mirándome desde arriba y susurrándome que no volverá a llamar.


14 comentarios:

  1. Precioso relato!!
    A veces la fama reúne tanta ambición que se hacen decisiones estúpidas que hacen que todo lo bueno de la vida, eso que nos hace seguir adelante, se vaya al garete.
    Estúpida ambición!
    Nunca me cansaré de leerte, nunca. Tus relatos son increíblemente emocionales... :)

    DISFRUTA!!

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  2. La luna observa,escucha y alumbra.Sabes cosas que no conocemos

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  3. Sería interesante saber esa misma historia desde el punto de vista de la chica...
    Me ha encantado, Euforia. Cada palabrta que leía quedaba clavada en mi mente.

    Un beso grande, grande.

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  4. Una historia impresionante! Me ha gustado mucho Euforia. Por culpa de esos comportamientos muchos rockeros lo han perdido todo y tú has sabido plasmarlo a la perfección.
    Como he dicho antes un texto sublime ;)
    Un beso tan dulce como mi pena

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  5. Pff! Increíblee tu historia! Tantas cosas que pueden perderse en el camino... pero bueno, algo habrá aún por rescataar!

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  6. aunque suene increible, creeme, yo conozco exactamente esa sensacion. y aquie me detengo porque prefiero no profundizar en esta ocacion.

    excelente escrito.
    un saludo desde la lejania.

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  7. Hola, como estas ???
    Permiteme presentarme soy Elle administradora de un directorio de blogs y webs, visité tu página y me parece un exito, me encantaría contar con tu site en mi sitio web y asi mis visitas puedan visitarlo tambien.
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    Exitos con tu página.
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  8. O.O Te has superado y punto. Uooh Me encanta muchisísimo! Es super original!
    Hasta esa chica le dejó, lo perdió todo por darse a la mala vida...
    Besos

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  9. Por una casualidad he acabado aquí. Me he sorprendido enormemente. Volveré a leer,si me lo permites.

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  10. y a veces cometemos la imprudencia de arruinar lo querido, como si fuera fácil de volver a encontrar.

    y nos pasamos largos años buscando algo que se le parezca. tropezando con guitarras y amores que hagan creernos que podemos tocar la luna o alguna estrella...

    en fin

    Buen post.
    (no rompa más guitarras, menos una Gibson) jaja

    Saludos.

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  11. "¿Qué hice para perderlo todo? Mi mejor amigo: uno de los mejores bajistas que había en el mundo; mi guitarra, mi dinero, mi fan secreta… mi euforia."

    Perder la EUFORIA, fue lo más grave :)

    Un abrazo, cada vez me sorprendes más y más
    Mis cariños

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  12. Querida Euforia... cada escrito tan bien plasmado, tan bien bosquejado es un disfrute interminable.

    De verdad que escribes de lo mejor.

    Un beso preciosa

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  13. pues coge a la luna una noche de estas por banda.. y dila que vas a salir a buscarla y que nunca mas se ira de tu lado!
    que estais destinados!

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  14. Me encantaría saber que cosas exactas hacia para que todo salga perfecto y el por cosas que le da la fama, pierde lo que más quiere.
    Sin darse cuenta...

    Hermoso euforia!
    Me encantó volver a leerte! Lo extrañaba en serio^^

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Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)