"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Vientos del norte


Como cada noche, se despidió de su familia con un beso y subió a su habitación. Se puso el pijama, cerró la puerta y encendió la pequeña lámpara. Caminando con cuidado, pues el suelo de madera se quejaba por los años, cogió una vieja manta de cuadros y abrió la puerta que daba al pequeño balcón.
Sus abuelos ya estaban acostados, y su tía estaría leyendo. Pero si sus padres se enteraban de que estaba allí fuera, con el frío que hacía, se enfadarían y se lo prohibirían. Quizá era eso, el secretismo con el que llevaba a cabo aquel acto cada noche, lo que le gustaba tanto.
Se sentó en el suelo de baldosas pequeñas y desgastadas, y se envolvió en la manta. Le encantaba permanecer un rato allí antes de volver a la calidez de su cuarto para dormir.
Era invierno, y hacía mucho frío. Las ramas de los árboles desnudos se balanceaban y susurraban una nana a la niña, que cerraba los ojos y dejaba que el aire frío besara su cara, sonrojando sus mejillas. En el pueblo había muy pocas luces encendidas, y todo estaba en silencio, un silencio tranquilizador que sólo se veía interrumpido muy de vez en cuando, por el rugir del motor de un coche solitario o por el ladrido de un perro inquieto.
Si miraba tras ella, veía la luz anaranjada de su habitación, y el sueño la invitaba a tumbarse sobre el mullido colchón de su cama, pero la niña se quedaba fuera un rato más, para que el frío del norte curara e insensibilizara su pequeño corazón de aprendiz.
Cuando se sentía más optimista, se apoyaba en la barandilla y se imaginaba que un príncipe la esperaba abajo, entre los árboles que plantó su abuelo, montado en su caballo, negro como la noche. Cantaba melodías inventadas por ella, muchas veces sin sentido, pero aquellas canciones hacían más acogedora la oscuridad y mitigaban el dolor. Si se sentía inspirada por las musas del bosque, bailaba por el pequeño balcón, olvidándose por completo de sus pies descalzos.
Pero cuando las musas dormían, simplemente permanecía sentada, mirando fijamente la luna, suplicándole que bajara a por ella, que la llevara lejos, muy lejos, al frondoso y conflictivo mundo de los sueños. Pero la luna permanecía colgada del cielo, observándola en silencio, sin hacer realidad su deseo.
Aquella noche, la niña no sonreía, aunque había luna llena y se podían apreciar los enormes ojos y la sonrisa del astro de plata, la reina de la noche; cosa que le fascinaba.
Olía a viento, a viento frío, y a la música de su grupo favorito: gaita triste y voz ronca; pero aun así, seguía sin sonreír. Me acerqué un poco más y me fijé en sus iris grandes del color del chocolate.
Por primera vez no había lágrimas en los ojos, lágrimas de soñadora, sólo un vacío inquietante, preñado de oscuridad.

13 comentarios:

  1. Tus historias no dejaran jamás de sorprenderme...
    Besos

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  2. Estas cosas son las que extrañaba euforia, si hay algo que es difícil es sorprender con cada escrito, con cada palabra que se escribe en la piel del lector.
    Un beso grande!

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  3. me encanto tu relato... de inicio a fin, me llevaste con un toque de misterio muy raro... pero es lo que me paso durante la lectura...

    Me gusto mucho y felicito por tu blog... espero pasar a leerte a menudo...

    JALE

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  4. yo creo que ese vacío es mucho peor que sentir cualquier otra cosa por mucho que duela... estamos hechos para sentir, de eso se trata todo...
    me ha encantado, a mi también me gustaría tener un balcón donde salir a mirar las estrellas envuelta en una manta :)

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  5. La soledad escogida cuando se puede abandonar por un grupo de gente que te quiere es de las mejores sensaciones.
    Un saludo

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  6. Te queda interesante el relato.
    un placer pasar por tu casa.
    que tengas una feliz semana.
    un abrazo.

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  7. Cuando te leo, ademàs de disfrutar la historia, imaginarla, vivirla y agradecerla :]
    No puedo dejar de pensar cuanto me gusta visitar Blogs que tengan una calidad literaria como el tuyo.
    Lamentablemente, son tan pocos,
    tristemente :(
    Así que visitarte para mi es una enorme fortuna, gracias por eso ;)

    ... Si se sentía inspirada por las musas del bosque, bailaba por el pequeño balcón, olvidándose por completo de sus pies descalzos. Pero cuando las musas dormían, simplemente permanecía sentada, mirando fijamente la luna, suplicándole que bajara a por ella, que la llevara lejos, muy lejos..."

    ¿Sabes? una amiga bloggera y yo estamos escribiendo una historia juntas, la compartiremos con todos ustedes muy pronto (aún no la terminamos ) Y ahora que te leo pienso que... sería un honor poder hacer algo parecido contigo :]

    Y si Algún Día?:)

    Un beso niña talentosa
    M.m.

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  8. de dejo un poco de luz para evitar tanta oscuridad..

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  9. Una historia conmovedora, como poca gente sabe hacerla. Supongo que te habrán dicho mil y una veces que eres sublime escribiendo; pero aún así: Eres una buenisima escritora.
    Siento no haberte comentado antes, he estado muy atareado estos últimos días... Lo siento
    Un abrazo y un beso más dulces que mi pena ;)

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  10. Una vez más, dejás en mí, fragmentos de tus escritos latiendo en la libertad de mi piel.

    La foto es perfecta.

    Besos amiga!

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  11. Bello volver a tu mundo, el mundo de Euforia y perderme en estos tus escritos que siempre dejan un sentimiento claro e intacto en mi, extrañaba profundamente estas letras.

    Besos y cariños.

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  12. Je, je! Que historia tan entrañable :D
    Me encanta ^^
    A mi también me gustaría poder sentarme en un balcón cada noche gélida con una cálida mantita que me arrope. Y observar como se mueven las hojas de los árboles con el viento del norte...

    D!SFRUTA!!

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  13. SIN PALABRAS , es precioso. Te sigo :)
    http://skyget.blogspot.com/

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Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)