"Himmelhoch jauchzend, zu Tode betrübt" Goethe.
De la más alta euforia a la más profunda aflicción.

lunes, 4 de abril de 2011

"Tatá"

Cuando nació era una persona diminuta, con mucho pelo y dos ojos claros que más tarde decidieron ser marrones. Al principio tuve miedo de que no me aceptara, de que llorara al sentir mis brazos delgados e inexpertos en torno a su cuerpo débil. Al mirar su rostro frágil me preguntaba una y otra vez cómo era posible aquello; el milagro de la vida seguía dibujando interrogaciones que bailaban alrededor de mi cabeza. Unos pocos meses antes había acompañado a mi hermana al ginecólogo, y fue allí donde la vi por primera vez. Era extraño verla moviéndose en el interior de una bolsa, me gustó ver sus manos arrugadas y su cara redondita, que parecía sonreír para nosotros, como si algo dentro de su pequeño corazón le hubiera dicho que estábamos allí. Pero ya había abandonado el cuerpo de su madre, su cálido refugio, la seguridad de su primer hogar, y se encontraba en mis brazos, con las manos pegadas a su carita y con los ojos entreabiertos, intentando verlo todo. Ahora, más de un año después, nos da la mano para andar e intenta caminar lo mejor posible, aunque su impaciencia e ímpetu tropiezan con ella, haciéndola caer. Sus primeras palabras fueron música para nuestros oídos, y su risa traviesa, un sonido más hermoso aún. Es imposible no derretirse cuando la pequeña de la familia me mira y sonríe, haciendo más pequeños esos ojos achinados, que parecen sonreír también. Le gustan mucho las canciones, y me hace repetirlas una y otra vez, pues le encanta bailar, moviendo la cabeza y doblando sus pequeñas rodillas, aplaudiendo y gritando, todo a la vez. Su cabello corto, castaño, se resbala entre mis dedos, pero sus deditos se agarran con fuerza a mi mano, y tira de ella, para pasearse una vez más por el apartamento. Es curiosa y quiere tocarlo todo, sabe que, con un pucherito, conseguirá casi cualquier cosa. Mientras ella se inventa palabras y tararea canciones infantiles por el pasillo, me imagino cómo será en el futuro, y, casi sin darme cuenta, expongo mis pensamientos en voz alta.

-Debes ser, ante todo, lo que tú quieras ser, Carlota. Intentaré contagiarte mi pasión por los libros y por la naturaleza, y juntas aprenderemos muchas cosas nuevas cada día.

Sonrío al pensar que yo seré “la tía chachi”, con la que compartirá sus secretos sobre chicos, amigas, y la que recibirá las quejas que ella tenga de sus padres, a sabiendas de que yo le proporcionaré ese capricho que ellos le hayan negado. Como la diferencia de edad no es muy grande, pasaremos mucho tiempo juntas y lo aprovecharemos bien. La llevaré de viaje a grandes ciudades y a pueblos apartados, le enseñaré inglés y alemán, y ella me enseñará algo de música, si esta mente negada se lo permite. ¿Nos gustará la misma música? Podríamos ir a conciertos y cantar juntas aquellas canciones que nos hagan perder la cabeza. No olvidaré su educación, e intentaré que ni se deje influenciar fácilmente ni sea una de esas personas de mente muy cerrada. La mente abierta, que los sueños vuelen y las ideas fluyan. Sí, eso es. Quizá sea demasiado. La pequeña se gira, me mira y sonríe como sólo ella sabe hacerlo.

-Tatá.

Esa soy yo.

Mientras mi padre y David, el marido de mi hermana, veían un partido de tenis, mi madre y yo recogíamos la mesa, y mi hermana mayor, inquieta, revoloteaba a nuestro alrededor. Cuando todo estuvo recogido nos sentamos en la sala de estar, y mi hermana comenzó a hablarme de esto y de aquello, pero yo no le prestaba mucha atención, hasta que tomó aire, miró a los demás y chilló:


-¡Estoy embarazada!

Yo no sabía cómo reaccionar, y el clásico “¿¡Qué!?” salió disparado de mis labios.

-¡Vas a ser tía!

Mi hermana me abrazó con fuerza, y todas las miradas estaban fijas en mi espalda, que comenzó a temblar. Desde que mi hermana se casó, no hacía más que preguntarle que cuándo tendría un sobrino, pues estaba deseando que llegara ese momento. No obstante, me pilló totalmente por sorpresa, y tuve que huir a mi habitación, avergonzada, para llorar litros contenidos de alegría. Por fin. Sería tía, y mi sobrino (pues imaginábamos que sería un niño) me querría muchísimo, como yo a él. Intenté imaginármelo, pero no supe hacerlo; además mi hermana vino a por mí y me abrazó repetidas veces, emocionada. Volvimos al salón y felicité a mi cuñado por una de las mejores noticias que había recibido en mi vida, por uno de los mejores momentos de mi vida, que no olvidaré jamás. Todavía hoy no puedo explicar con palabras lo mucho que quiero a esa criatura regordeta y caprichosa. Es uno de los mejores regalos que el mundo me ha hecho, y disfrutará de él a lo largo de toda mi vida, sin olvidar nunca la primera vez que su pequeño puño se cerró en torno a mi dedo. Me agacho y la abrazo con fuerza, acariciando su encantadora mejilla con mi mano, que ella coge y aprieta contra su rostro, sonriendo y mirándome con cariño.

-Tatá.

7 comentarios:

  1. Eres una ternura
    :)

    Me emocioné! y se antojo ser Madre

    Y si Algún Día?
    :]
    :]

    Mil besos niña
    M.m.

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  2. qué lindísima historia :) me ha encantado :)) tiene que ser muy bonito ser mamá (y ser tía, también, que eso ya lo he probado:)
    no sé porqué no te carga la imagen, pero el título de la ilustración si lo buscas, aparece en google imágenes, yo le añadí un árbol, mezclé las dos imágenes, pero la bonita es la de John Bauer :)
    un beso grandeeeee

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  3. que bonito :) vivo algo similar con mi prima pequeña, acaba de cumplir 2 años y está en esa edad en que le gusta caminar por toda la casa señalando todo lo que ve, y cantar, le encanta cantar, que monos son tan pequeñitos ^^

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  4. Qué envidia. Yo no djo de decirle a mi hermano que cuándo me va a dar un sobrinito, pero el pobre no ha acabado ni la carrera y todavía tiene que crcer mentalmente ¬¬

    Disfrútala e intenta que crezca lo mejor posible. Qué mona tiene que ser :)

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  5. Wow... un cúmulo de sentimientos extraordinarios me invadieron, robaste dos lágrimas de mmis ojos, eres increíblemente adorable al escribir.
    Besos

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  6. Que dulce,que bonito tener siempre alguien pequeñito a tu lado que te enseñe lo inocente de la vid y te saque una sonrisa,cuánto dan con lo pequeñitos que son

    un beso azul

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  7. Me has hecho recordar la primera vez que vi a mi vitamina, fue una experiencia inolvidable.. ahora ya tiene 5 añazos y muchisima alegría, comparimos gustos musicales, me ruega que la lleve a la biblioteca y a coger mariposas y flores y todas esas pequeñas cosas que las mamás no hacen con sus niños..

    hacia tiempo que no pasaba por aquí, prometo que no se volverá a repetir, jajaja

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Empaña las paredes de mi palacio con tu voz, y escribe en el cristal tu nombre :)